Crónica "Palmera de Débora"
¡Nos hemos vuelto a encontrar!
Regresamos de las fiestas navideñas y hemos vuelto a nuestro lugar seguro en este momento del año en el que nos fijamos nuevas metas, nos replanteamos lo que hemos estado haciendo y fijamos la mirada en cómo queremos que transcurra este 2024. Todo en esta vida lleva tiempo, para unos aparentemente más rápido y para otros más lento y es justo eso lo que nos llena de dudas, pero nosotras somos mujeres valientes que, a pesar de que el camino se torne difícil, tenemos esa fe que nos sostiene y que nos dice: ¡todo está bien!
Hoy en La Palmera quienes hacemos parte de ella hemos compartido los proyectos que tenemos en el ámbito personal, profesional, familiar, y hemos puesto en perspectiva nuestros deseos de reunificación familiar… Y así, llegamos al punto en el que, después de pensar y ajustar las distintas situaciones, algunas de nuestras compañeras tomarán el camino de reunirse con sus familias.
Hay quienes irán a América a encontrarse con sus hijos, madre, hermanos, hay quienes recibiremos a nuestros amados hijos en España, en cualquiera de las rutas, lo más valioso es que nos podamos reencontrar con nuestros seres queridos. La constante en esta reunión es que cada una de nosotras tiene proyectos para enlazarnos con nuestras raíces y afianzar nuestra vida en esta tierra que nos acoge. Cuando escuchamos las luchas a la que se enfrentan nuestras compañeras nos damos cuenta de que las nuestras son problemas que podemos convertir en oportunidades.
En este camino no hay un libro de instrucciones, lo que sí hay son muchas ganas de avanzar y, aunque a veces hay muchas nubes y tormentas que oscurecen nuestros días, la consigna debe ser siempre encontrar el lado positivo y agradable en cada una de nuestras circunstancias.
Un denominador común en La Palmera es que somos un grupo de mujeres valientes, soñadoras, apasionadas, y estamos aquí para vivir, disfrutar y aprovechar esta vida. El mundo sigue girando, el reloj hace tic tac, el calendario sigue su curso. A veces, en esas vueltas nos toca estar arriba y otras veces abajo, aun así, no podemos olvidar la razón por la que cruzamos océanos y continentes. Cada una tiene una razón diferente para haber migrado, cada una ha ido haciendo camino, cada una en su tiempo, con más o menos facilidad, cada una ha librado sus propias batallas, las internas (las más duras) las externas (nada sencillas) y, cuando nos sentamos en este círculo de mujeres y escuchamos a las que nos preceden, comprendemos que ellas allanaron un poco el camino.
Aquí hoy hemos escuchado experiencias como la de Gladys, que el 24 de diciembre a las 11:00 pm no tenía cómo regresar a casa, sin embrago, Dios puso en su camino a un ángel que le ayudó a volver, también ha tenido ese ángel que le ha abierto camino para encontrar empleo; así cada una de nosotras. Personalmente me siento muy afortunada de haber encontrado también a ese ángel en mi camino, ese ángel que me condujo a este hermoso círculo de mujeres que me han dado esa fuerza que por ratos me faltó.
Veamos lo que viene con ojos de gratitud, es tiempo de decir "aquí voy de nuevo", es tiempo de levantar la cabeza, persistir hasta lograr lo que nutre y enriquece nuestra vida, esta vida es un regalo, de esos que no se ven pero se sienten, enfoquemos nuestra energía en agradecer lo que tenemos y no en lamentar lo que nos falta.
Hasta la próxima…
Martha Ortega