Crónica- Celebración de la Navidad

18.12.2022

"Vuelve a casa por Navidad", es el lema de un anuncio que se coló en nuestros hogares hace, ya, bastantes años, y que en estas fechas todavía sigue resonando como estribillo especial como aquella primera vez. Y es que volver a casa cuando se anda de un sitio a otro, se vive en un lugar diferente donde una ha nacido y crecido, cuando una se encuentra un tanto perdida, y aquella tiene calor, entrañas, oportunidad y ocasión de hogar, siempre resulta sanador, vivificador, alentador, recuerdo, memoria de Vida, convirtiéndose en un Encuentro.

Algo o mucho de ello se ha vivido en la celebración de Navidad en OnDoaN Topagunea, el sábado 17 de diciembre, porque ha sido ocasión de encontrarse y celebrar en familia las personas que participan en las distintas áreas de la Asociación. Encontrarse y celebrar en un mismo lugar y en un mismo momento, juntas y juntos, en clima de oración, quietud, silencio, gratitud y gozo, que Alguien quiso acercarse a vivir entre esta humanidad, desde lo pequeño, para mostrarnos un camino de ser más humanos, una manera de construir una casa con sabor a hogar más humano.

Nada mejor para ello, que, en un agradable rincón de OnDoaN Topagunea, tener espacio y momento para dar cabida a escuchar esa voz interior que nos renueva la vivencia de hogar experimentado a lo largo de todo el año 2022: esperanza, solidaridad, acogida, hospitalidad... Una voz interior que era y es sostenida por la Palabra que se hace carne.

Para ello, intercalando textos y canciones propias del tiempo de Navidad se han ido entretejiendo los minutos del encuentro, propiciando que ese mensaje nos ayudara a acoger la verdadera fiesta de este tiempo. El texto nos ha ayudado a contemplar, de manera significativa, algunos personajes o símbolos preparados para la celebración, en el marco de la Palabra: María, mujer sencilla que en su vida cotidiana se deja sorprender a una nueva propuesta de Vida; el pesebre, como expresión de que Dios quiere entrar en la humanidad en un hogar, desde abajo; la paz y el amor, como actitudes de instrumentos de transformación; la luz, como llamada a la búsqueda de sentido en el camino; los pastores, que fueron los primeros en llegar al pesebre, y que nos invitan a hacer realidad una acogida y hospitalidad más humana para hacer real la fraternidad; Jesús, el gran protagonista que nos muestra y enseña el nuevo modo de ser más plenamente humanos según al estilo de Dios...; y aquellos otros personajes que a cada una brotaba en su interior.

Toda escucha requiere una respuesta, y, por ello, en el siguiente momento se ha dado tiempo para expresar algún deseo que nos compromete a cada una, a través de las peticiones, y, también, para poner palabras de gratitud por tantos detalles pequeños o más grandes que se nos ha ido dando, y, ¡cómo no!, por ese gran regalo de la Navidad.

Subrayar, también, ese canto, esa música que nos ha hecho vibrar, que nos ha hecho arder o avivar un poco más las ascuas o las cenizas -según cómo nos encontrábamos- de nuestro corazón, y, que, además, ha recogido melodías de distintas culturas. Y, que, ha brotado, además de las voces de todas las personas participantes, de las bellas notas interpretas al violín por Xabier, y sus hijas con la guitarra eléctrica y piano, y la bella y honda voz de María Eugenia. Gracias, igualmente, por esa generosidad compartida en la tarde del sábado.

¡Cómo no hacer memoria del "Zorionak, zuei!!!"!, cantado con alegría y emoción a Najmah y a Hamdi, sirios, y agradecer la sonrisa de la madre y la timidez del hijo, ante un mensaje de tanto cariño, cercanía. Una tarde que se remataba con la rifa de una cesta de Navidad, que siempre genera ilusión, cierto nerviosismo y clima de fiesta.

Ciertamente, la tarde del sábado, en esa conjunción de generaciones, culturas, naciones, países, motivaciones... se volvía a cumplir, a hacer realidad lo que en su momento el profeta Ezequiel nos compartía: "Os tomaré de entre las naciones, os reuniré de entre todos los países y os traeré a vuestra tierra. Os rociaré con agua pura..., os daré un corazón nuevo y os derramaré un espíritu nuevo en medio de vosotras, vosotros..." (Ez 36, 24-27). Esta vez, lo facilitaba un pequeño niño, en un sencillo pesebre... Y es el que este niño tiene un nombre especial: Emmanuel.

Arantza Jaka