Usue Odriozola Nava
Nació en Donostia, tiene 24 años y está terminando la carrera de Educación Primaria en Arrasate.
Siempre le ha gustado todo lo que tiene que ver con el arte (desde el teatro hasta la escultura). Desde muy pequeñita hacía dibujos que después llenaba de historias pero, con el tiempo, dejó de escribir. Hace unos años volvió a sentarse con un lápiz en la mano y desde entonces no ha podido parar.
Es la ganadora del tercer premio del I Certamen Literario RMS 2023 en la categoría de castellano con su relato "Los pájaros no tienen pasaporte".
"Los pájaros no tienen pasaporte"
Hubo un tiempo, hace mucho, donde las personas, igual que los pájaros, no necesitaban pasaporte para viajar. Una época en la cual las tierras no tenían dueños, ni muros, y se podía ir de un lugar a otro sin mayor preocupación que pensar los cuentos de antes de dormir. Eso le había dicho su abuelo. Pero a su abuelo se lo habían contado los ancianos de su aldea cuando él también era un niño. Muchos pensaban que era mentira, un cuento para niños.
Les enseñaban a cuidar de los pájaros, pues ellos iban y venían de lugares lejanos, trayendo nuevos aires, sueños y promesas de lejanas posibilidades, pero hacía mucho que esos cuentos estaban prohibidos. Los adultos se ponían demasiado tristes, decían que era imposible ser un pájaro, que no se podía volar lejos del nido porque había cazadores.
Los cazadores creían que la tierra era suya, que podían poseer todo cuanto miraban, y empezaron a hacer muros por todos lados. Se peleaban entre ellos y trataban de hacerse dueños de tierras que ni conocían. Todo el mundo les tenía miedo, pero a veces algunos se atrevían a irse, esperaban a ver cómo los pájaros alzaban el vuelo y seguían su camino. A veces, llegaban cartas con fotos, tardaban años pero, como los pájaros, volvían. Pero muchos no lo conseguían, se perdían entre muros extraños, jaulas de papel y lenguas aún más raras.
Desde que su abuelo le habló del tiempo en el que no existían los cazadores ni los muros, quería aprender a volar. Poder alzar el vuelo y no tener miedo de la llegada.
Quería ser un pájaro para poder viajar, moverse de una tierra a otra, sin esas jaulas de papel. Poder ir a buscar a su hermano mayor y traerlo de vuelta, enseñarle a todo el mundo que su abuelo tenía razón.
Qué bonito era soñar despierto, poder contarse los cuentos a uno mismo mientras seguía a los pájaros. Cada vez estaban más lejos, más alto en cielo, cada vez más cerca de su abuelo. Esperaba que los pájaros le pudiesen contar lo que estaba a punto de hacer, hacia dónde iría, y así poder ver cómo todo lo que le había contado hace tantos años, era verdad.
Usue Odriozola Nava